Theia tiene dos caras: para descubrirlas, basta con girar la luminaria alrededor de su eje central. Puede orientarse hacia usted, como lámpara de lectura, o hacia un objeto o una pared, creando una luz sutil e indirecta que caldea inmediatamente el ambiente. Como la pantalla metálica de Theia es totalmente opaca, este movimiento giratorio cambia totalmente la percepción de la pieza.